ARTE ABSTRACTO URUGUAYO

Segunda etapa - Instituto Cervantes de Milán - Italia. 2016

La tradición rebelada

 

                                                                                                                                                             por Germán Silveira*

 

" Una medida rige a todo, cortando el vuelo a una falsa fantasía "

 

                                                                   Joaquín Torres García (1948)

 

 

 

Los artistas que integran esta muestra - Mancebo (1933), Bruzzone (1965), Serra (1966), Batalla (1969), Larrosa (1971), Britez (1975) - todos nacidos en Montevideo (Uruguay) - se inscriben en una rica tradición. Forman parte, de manera más o menos directa, del más influyente de los movimientos artísticos del siglo XX concebidos en y desde América del Sur. Son abstractos en toda la dimensión que a esa noción le dio el Universalismo Constructivo, movimiento impulsado por Joaquín Torres García hacia 1934, una vez que se radica definitivamente en Montevideo, luego de 43 años de trayectoria en las primeras filas de las vanguardias europeas y estadounidense.

 

Hablar de arte abstracto en Uruguay nos lleva entonces ineludiblemente a referirnos a esa tradición de arte constructivo que tuvo en la región a uno de sus más originales exponentes: la llamada Escuela del Sur. Desde esta tradición, lo abstracto se refiere antes a la "idea" que a las "cosas".  Hacer abstracción de la representación significa rescatar lo profundo del arte, que está "en la arquitectura o construcción de la obra" (Torres García, 1948: 31). Es la construcción la que va a proporcionar los valores abstractos a una obra, tanto en lo formal como en los tonos y los valores. La construcción va a aportar armonía al conjunto de la obra y a través de ella se va a lograr la unidad. Donde no hay abstracción - decía Torres García - no hay construcción (1948: 22).

 

Cuando, para esta presentación, apelamos a insertar a estos creadores en la tradición de la Escuela del Sur, no lo hacemos basándonos únicamente en el grado de apego que sus obras pudieran tener con aquel movimiento, desde el punto de vista formal. Hay algo más. Torres García era, además de un enorme artista, un humanista. Su obra pictórica, así como su proyecto teórico se preocupaban por rescatar lo que él llamaba los "valores superiores". El arte - decía - debía estar concebido y realizado para cumplir un verdadero fin humanista. En este sentido, los seis artistas reunidos en esta muestra están fuertemente aferrados a estos valores. Son artistas comprometidos con el arte y con su tiempo histórico. El ser y el hacer son, en ellos, dos estados indisociables. Desde esta perspectiva, la construcción desborda el plano del cuadro y aspira a una totalidad. Ahora bien, ¿cómo llega ese legado al día de hoy y cómo se inserta en lo que el filósofo Gilles Lipovestky llama la "era del vacío" (1989)?, una época marcada por el fin de los grandes relatos, el debilitamiento en la creencia de los grandes mitos revolucionarios, un tiempo que da paso a la obsesión por la liberación personal, al individualismo, a un profundo desinterés por el mundo que nos rodea.

 

Cuenta Michel Seuphor, quien fundara en Paris el grupo Cercle et Carré junto a Joaquín Torres García, que cuando uno llegaba al taller que este último tenía en el barrio de Montmartre, no sólo se encontraba con una atmósfera particular sino también con sus cuatro hijos pequeños jugando a los indios y corriendo libremente entre las telas recién pintadas, bastidores y bocetos. Esta atmósfera que Seuphor retrata con mucha poesía, da cuenta de algo muy significativo. Contra aquella idea renacentista, que aún prevalece en el imaginario, del artista creando en la soledad de su taller, del "genio" creador en busca de inspiración divina, aislado de todo lo que lo rodea, el atelier de Torres García es presentado aquí como un lugar abierto, comunicante, vital.

 

Esto se explica porque, más allá de todo, Torres García era un maestro. Su vocación pedagógica se anteponía a todo. La comunicación de las ideas tenía tanta importancia como su profunda y extensa elaboración teórica. Y sus hijos fueron los primeros en recibir ese legado: " Si, paradójicamente, los niños no parecían estorbar en absoluto al pintor en su trabajo, es porque eran sus principales colaboradores, sus principales discípulos, y él mismo los admiraba. Obtenía de ellos, cada día, muchas enseñanzas, se sentía hijo de sus obras. Nunca vi una ósmosis tan perfecta entre hijos y padre " - relata Seuphor (1970: 119). Detrás de esta descripción encontramos la esencia de un legado. Sus hijos, efectivamente, fueron sus discípulos (Horacio y Augusto Torres fueron grandes pintores). Y sus discípulos fueron hijos de su obra, una obra abierta, que permitió a cada uno de ellos transitar caminos diversos. La multiplicidad de estilos, así como generacional, de los creadores que componen esta muestra - quienes en su diversidad reconocen una raíz común en la tradición de la Escuela del Sur - son un claro ejemplo de aquella filosofía pedagógica y de la preocupación por la construcción de un legado artístico.

 

El concepto de obra abierta, presentado por Umberto Eco hacia fines de los años 1950, remite a la obra de arte como mensaje que acepta una pluralidad de significados en un mismo significante. Cuando hablamos aquí de obra abierta no nos referimos únicamente al legado que dejó aquella tradición. También aludimos al hecho plástico, a la obra en sí. La idea de construcción en la tradición de la Escuela del Sur se basa, en buena medida, en un sistema de relaciones y proporciones. Allí encontramos precisamente la clave de la apertura de estas obras; cada parte del cuadro se encuentra en una "relación posible con todo lo demás" (Eco, 1992: 37): una línea con otra línea, una figura con otra, un tono con otro. Y estas relaciones no son finitas, como pueden ser los signos allí utilizados (pez, sol, barco). Las relaciones que allí se establecen son ilimitadas. Los creadores originarios de la Escuela del sur proponen así un sentido posible (quizás el primario). Sus discípulos propondrán otros. Nacerán también nuevas corrientes, surgirán nuevos horizontes. Como dice Arnold Hauser, el pasado sólo adquiere importancia y significado en relación con el presente, "de ahí que cada presente se cree un pasado distinto, y por eso siempre tiene que escribirse la historia de nuevo, tienen que interpretarse de nuevo las obras de arte " (Hauser, 1997: 666).

 

Una obra de arte está entonces también profundamente arraigada en una configuración cultural. Dialoga con su tiempo a la vez que tiende puentes con el pasado. Como señala Eco, "el arte nace de un contexto histórico, lo refleja, promueve su evolución" (1992: 29). Si la Escuela del sur, como decíamos, aún mantiene vivo el legado de la tradición del arte abstracto en Uruguay es gracias a la vocación de diálogo que en su momento Torres García y sus discípulos mantuvieron con (y contra) su tiempo histórico. Años más tarde, la deriva postmoderna no logró des-nortear a los actuales creadores. Los representantes de esa tradición que hoy integran esta muestra representan el mejor ejemplo de esa línea. Como vemos, éstos se aferraron al lienzo, al óleo, a la madera, al hierro y a nuevos materiales; en otras palabras, a lo concreto, en una toma de posición implícitamente política frente al hecho plástico en el mundo contemporáneo, en un acto de rebeldía (quizás el último) frente a la inminente y anunciada muerte del arte. Aquellos - y éstos - discípulos no se conformaron con imitar a su maestro. No se limitaron a copiar más o menos libremente su pintura. Se inspiraron en aquella concepción, en aquella Idea, para proponer nuevas interpretaciones, nuevos caminos que, contra viento y marea, siempre llevan al sur.

 

 

 

Referencia bibliográficas

 

Eco, Umberto. Obra abierta. Barcelona: Planeta-Agostini, 1992

 

Hauser, Arnold. Sociología del arte. Vol. 4. Sociología del público. Madrid: Guadarrama, 1997

 

Lipovestky, Gilles. L'ère du vide. Essais sur l'individualisme contemporain. Paris: Folio, 1989

 

Seuphor, Michel. El estilo y el grito. Caracas: Monte Ávila, 1970

 

Torres García, Joaquín. La recuperación del objeto, Montevideo: Universidad de la República, 1952

 

 

 

* Germán Silveira (Montevideo, 1972) es doctor en estudios transculturales de la Universidad Jean Moulin Lyon 3, Francia. 

 

 

 


La exposición colectiva Arte Abstracto Uruguayo que se exhibe en esta segunda etapa en la ciudad de Milán —la primera se exhibió en la Comuna Di Saronno en 2015—, reafirma la vigencia de la pintura originada en la tradición del arte constructivo, que fuera desarrollada por del maestro Joaquín Torres García en los tempranos años ´30 del siglo XX en el Uruguay. Los artistas que integran esta muestra: Batalla, Britez, Bruzzone, Larrosa, Mancebo y Serra, no solamente reivindican un lenguaje plástico, sino una ética frente al hacer plástico, una filosofía de vida. Arte Abstracto Uruguayo tendrá una tercera etapa en nuestro país, ya que será exhibida en el mes de agosto de 2017 en el Museo Nacional de Artes Visuales (mnav). Será una magnífica ocasión para conocer y disfrutar de un arte que trasciende fronteras.   Enrique Aguerre Director del Museo Nacional de Artes Visuales


Quiénes somos

PROYECTO MUESTRAS: 2015 – 2016 -2017

 

Larrosa – Britez

 

 

Nuestra Sociedad Creativa nace a partir de nuestras experiencias artísticas en diferentes partes, pero nuestro relacionamiento se inicia en la Facultad de Bellas Artes – UdelaR en el año 1997. Luego de transcurrido un tiempo y ampliado nuestros procesos creativos, nos reencontramos en el año 2010 sorprendentemente en la Muestra del Maestro Carmelo Arder Quin (CCE) punto de contacto que nos motivaría para otro encuentro, el cual se produciría en el 2013, dando inicio a la Sociedad Creativa. 

 

Dado nuestras diferentes y complementarias formaciones, en el caso del Artista Marcelo Larrosa, se formó en la Facultad de Bellas Artes, deja Bellas Artes y viaja a Venezuela donde conoce al Maestro, Escultor Carlos Medina; mas tarde retoma Bellas Artes con el Maestro Anhelo Hernandez; posteriormente conoce a Julio Uruguay Alpuy en uno de sus viajes a Montevideo en 1998 cundo inicia a frecuentarlo, quien le presenta a Gustavo Serra y Daniel Batalla; anteriormente junto a Federico Mendez y Luis Balbuena habían creado el taller La Piedra, a partir de ese encuentro inician a trabajar en grupo en el Museo de Matto, con Battalla y Serra.

En el 2003, Marcelo y Judith viajan a Europa a la misma Ciudad – Florencia y ambos realizan Curso y trabajo de Restauración.

Entre el 2003 y 2005 Marcelo viaja a N. York donde estudia con el Maestro Julio Alpuy. Luego sigue en contacto con Julio Uruguay Alpuy cada domingo telefónicamente informándole del grupo que forma en Montevideo a partir del año 2007. Funda Taller a instancias del Maestro Julio Alpuy, aplicando los principios constructivistas en el hacer.

Recibe el primer capítulo de Julio Alpuy de como dar clases de pintura, libro que Alpuy no termina de escribir y de que al menos hay tres capítulos. Alpuy le recomienda iniciar contacto con Julio Mancebo, con el cual aun se frecuentan.

En el caso de Judith Britez inicio sus procesos artísticos en relación al Arte Madi con Daniel Tomasini y Beatriz Tobler dentro de la Facultad de Bellas Artes, se contacta posteriormente con Sofia Kunst de Arder Quin1, quien la introduce al grupo Madi Buenos Aires; donde conoce a diferentes Artistas del grupo Madi Internacional, especialmente interactúa mas con Pepe Caceres y Carlos Di Leone. Mas tarde viaja a Milan – Italia para conocer y tomar experiencia con el Artista Piergiorgio Zangara, generando intercambio via skype los domingos.

Al mismo tiempo logra comunicarse con el Maestro Tomas Maldonado, a quien presenta al Artista Italiano. Luego que regresa a Montevideo sigue trabajando en la indagación dentro de los lineamientos Madi, generando su propio proceso evolutivo.

 

Luego del encuentro entre ambos en la Muestra del Maestro Carmelo Arder Quin en el 2010, se reencuentran en el 2013, en donde logran proyectar algunas ideas sobre la geometría en común, que los llevan a generar un proyecto de investigación documental, derivando en una posible exposición con trabajos colectivos realizados en papel, cartón y Obras individuales en hierro. A partir de allí surge la muestra: “Arte Abstracto Uruguayo” con un grupo de 6 artistas (Mancebo, Serra, Larrosa, Bruzzone, Batalla, Britez) con una continuidad por etapas.

 

 

larrosamartinatto@hotmail.com

 

judith.britez@gmail.com